La entrega

La entrega.

La luz calida de las velas iluminaba la mazmorra, donde desnudo y encadenado esperaba a mi Dueña. Mientras una barroca música envolvía todo en un halo de recogimiento haciendo que me sintiera mas sosegado, consiguiendo un momento sensual y bello en el principio de aquella velada.
Ella solo había entrado en la estancia para encadenarme al duro cepo y recordarme que sería una ocasión especial.
Entonces me vino a la mente una frase muy significativa para mi que creo que se materializaba hoy.
Me presagió un día.
Renunciarás a ti cuando yo lo desee, no serás nada y te reduciré simplemente a algo dentro de mi, no te imaginas lo que lograré de ti.
Pasaron los tiempos y hoy por fin me sentía simplemente un pedazo de esta Dama.
Justo en el momento adecuado entró mi Dueña que satisfecha se acerco a mi y con un duro azote me recordó para lo que estaba allí.
Un tímido gracias salio de dentro de mi, y el primer latigazo rompió en mis nalgas para metódicamente ir roturando mi cuerpo.
Duele me espetó cariñosamente, pero es necesario que hoy sufras la disciplina para que entiendas que mis enseñanzas no son efímeras y que tu cuerpo pasará a ser algo mío.
Tu mente ya solo funciona lejos de mi presencia y tu castidad es mi más preciado tesoro que yo administraré con cautela pero siempre a mi libre albedrío.
¡Aceptas perro!.
Un si Señora. Salió de mi garganta acompañada de un sincero convencimiento.
Mientras el cuerpo de la Diosa se pegaba al feliz esclavo sus manos hurgaban por los más secretos lugares de su cuerpo.
El péndulo que colgaba bajo los testículos del perro se movía causándole un dolor distinto, cuando ella decide que su virilidad también es algo suyo.
Su ano será explorado y penetrado al tiempo que el vive una sensación de abandono mental y físico que le llevaría a una situación celestial.
Después ella le concedió la gracia de derramarse al tiempo que su cuerpo cimbreaba al acorde de un orgasmo que recordará toda su vida.

Gracia Señora.

efe perro de Lady Lorena