La espera.
La luna custodiaba su soledad rompiendo la tristeza de la espera.
Los primeros rigores del invierno acompañaban a los primeros momentos de la noche al tiempo que el repasaba sus sueños.
¿Ella volvería?.
Ese era su personal dilema.
Mientras su mente le decía que no, su alma le decía que si.
Y su cuerpo esperaba…
Entonces miraba al hogar y hablaba con el amigo fuego, este le sonreía enviándole un calido guiño que le entraba dentro llenando su espera de paz.
Todo fue un desgraciado fallo con su amada Dueña lo que le había llevado a este duro vacío en el que estaba sumido. La Diosa le había condenado a vivir dentro de la tristeza encerrado en el desamor y solo si lograba volverle a desear le rescataría de la soledad.
En su mente habitaban los recuerdos y su cuerpo deseaba su placer.
Cuanto añoraba a su Dueña…
Se reflejaba en sus bellos ojos y su corazón se acercaba a lo que era el cuerpo hermoso de la Diosa.
Solo entonces se hallaba reconfortado.
Sus blancas manos que mimaban o castigaban su cuerpo eran algo necesario para el y su solo recuerdo ya era lo único necesario para poder respirar.
Pasaba la oscuridad de la noche naciendo la niebla de la mañana cuando el se había dormido lleno de melancolía, abrigado por el fuego y reconfortado por sus sueños. Cuando al fin la Reina penetraba en su vida.
Bella llena de luz se acercó a el y le susurró.
Fuiste fiel y perseverante ahora tu sufrimiento ya es mi tesoro.
El dios fuego sonrió enviando una llama al cielo.
La Dama entonces entregó un beso a su amado vasallo.
Y entro dentro de su placido sueño
Efe perro de Lady Lorena.
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